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El proyecto “consistió en diseñar todo el entorno circundante al molino, como una forma de levantar el lugar transformándolo en un espacio público para el uso de la población en general”, dijo Berger, fijando el objetivo. Agregó que, a partir de esa definición, dos grupos de estudiantes, unos inclinados a la especialización en paisaje, y los otros en gestión ambiental, intercambiaron ideas y reflexiones para dar nacimiento al proyecto.

“Se discutió mucho sobre qué trabajar; el molino era muy difícil de recuperarlo por los costos que implican su puesta a punto y demás, entonces la estrategia que se implementó fue diseñar todo el parque como una forma de transformar eso como un espacio público que se empiece a usar, que se revalorice como tal”, reveló Berger. Agregó que una vez que se consolide esa primera fase del proyecto tal como la imaginaron los estudiantes de la Universidad, habrá tiempo para que “se active el molino como la infraestructura en sí mismo”.

El molino Lavagna fue construido en 1884 por iniciativa de un residente italiano de San Carlos, Ignacio Lavagna, a orillas del arroyo Maldonado. Fue pensado para aprovechar la fuerza de la corriente del arroyo como motor para la transformación del trigo en harina. Para ello se construyó un canal artificial desde la margen izquierda del arroyo Maldonado, que llevaba el agua hasta el Molino.

Carlos Lavagna, hijo de Ignacio, hizo traer material desde Alemania para refaxionar el molino en 1928, después que un incendio prácticamente lo desbastó. Tres años más tarde Carlos Lavagna falleció, y el molino dejó de funcionar definitivamente. La Presidencia de la República incorporó en 2005 al molino Lavagna como monumento histórico nacional.