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Todo empezó el domingo 8 de junio en la noche. Andaba personal de la Seccional 12ª de policía de La Barra realizando una recorrida por su territorio, cuando vio pasar a un muchacho joven en bicicleta que transportaba cuatro mantas lindas.

Le interceptaron el paso y le preguntaron qué estaba haciendo. Dijo que llevando las mantas para su casa. Le preguntaron de dónde las había sacado. De una volqueta, respondió.

Como la respuesta no convenció a los policías, le trasladaron a la comisaría, le incautaron las mantas, y le dejaron libre. El muchacho fue identificado como L.H.P. (iniciales de nombre y apellidos), de 21 años de edad, sin ningún antecedente penal.

Tres semanas más tarde, el domingo 29 de junio, L.H.P. volvió a pasar ante efectivos de la Seccional 12ª con su bicicleta. Llevaba bienes diversos, como una garrafa para gas de tres kilos, varias prendas de vestir, ropa de cama, un pequeño cargador de baterías, un farol de camping y una linterna.

Se retomó el interrogatorio. Que de dónde había sacado todo eso. Que lo encontró en la vía pública, respondió L.H.P. Los policías volvieron a poner en duda la buena fe en responder de L.H.P., lo llevaron a la comisaría, y revisaron las denuncias registradas: no había ninguna que mencionara bienes como los que llevaba el detenido. Le incautaron todo, y fue liberado otra vez.

El miércoles 2 de julio, y el jueves 3, llegaron vecinos a la Seccional 12ª a asentar denuncias de robos en viviendas de La Barra. Varios de los efectos incautados a L.H.P. fueron expuestos a los denunciantes. Eran suyos, sin dudas.

Ahora los policías tenían con qué empezar a acusar a L.H.P. Le avisaron a la juez de feria en el juzgado en lo Penal de 4º turno. La magistrado dispuso librar orden de captura contra L.H.P.

Otro vecino llegó a la comisaría, el lunes 7 de julio, para radicar nueva denuncia de robo en su vivienda. Le habían llevado una garrafa de gas de 13 kilos, otra de tres kilos, un farol, ropas diversas, un taladro, ollas varias, una pistola de aire comprimido, y otros efectos de menor valor.

Otra vez llevaron al denunciante ante bienes incautados a L.H.P. y reconoció varias de sus cosas entre ellos. Ahora faltaba detener a L.H.P. antes de que robara otra casa.

Se obtuvo orden judicial para un allanamiento que se realizó el pasado lunes 14 de julio, en la residencia de L.H.P. Participó personal de la brigada de Hurtos de la Seccional 12ª, y el Grupo Especial de Operaciones, GEO.

Se encontraron varios otros artículos, muchos electrodomésticos, que fueron todos incautados, sobre todo, aquellos sobre los que volvió a dar respuestas dudosas respecto a su procedencia.

El cuñado de L.H.P., identificado como C.L.G. (iniciales de nombre y apellidos) procuró salvarle afirmando que la mayoría de esos bienes eran de su propiedad. Pero, incautados, muchos de esos patrimonios fueron reconocidos por denunciantes.

El caso fue llevado al juzgado en lo Penal de 4º turno donde una juez de feria se pronunció en las últimas horas disponiendo el procesamiento de L.H.P. como autor de un delito de hurto especialmente agravado por la penetración domiciliaria, y un delito de receptación, que tipifica la tenencia de bienes de procedencia dudosa para sacarle un provecho propio o para terceros.

La magistrado atendió la condición de primario de L.H.P. y decidió que el acusado no cumpla con prisión preventiva, sino que en sustitución, que permanezca arrestado todos los fines de semana de los próximos cinco meses.

Al cuñado de L.H.P., C.L.G., la juez le procesó como autor de un delito de receptación. Tampoco le impuso el cumplir con prisión preventiva, sino que le aplicó como sustitutiva que guarde arresto en la comisaría durante los fines de semana durante tres meses.