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Las quejas por la falta de respuesta de las autoridades del Municipio de San Carlos y la Intendencia a los excesos en La Barra, El Tesoro y Manantiales son permanentes.

Numerosos vecinos se han comunicado esta semana con FM Gente para relatar hechos que se repiten cada noche en cada balneario, sobre todo por fiestas clandestinas a las que nadie hinca el diente.

A principios de la temporada, se anunció la apertura de un teléfono celular para que un equipo de inspectores y policías diera rápida respuesta a las denuncias por ruidos molestos. Sin embargo, turistas y lugareños afirman que las fiestas clandestinas –para las cuales se reparten invitaciones en la playa y donde se vende alcohol- están espantando a todo el mundo y arriesgando a que alguien haga justicia por mano propia.

NENES BIEN DESCONTROLADOS

Un comerciante, que se identificó como propietario de La Taberna, aseguró este jueves que los boliches ya no abren debido al “libertinaje” de menores de edad –en algunos casos de apenas trece años- a quienes sus padres alquilan residencias que utilizan para hacer fiestas privadas. “Le están haciendo un tremendo daño a La Barra”, comentó, para deslizar que los organizadores de fiestas son hijos de empresarios y políticos uruguayos.

LOS INQUILINOS SE VAN

Belén, que vive en El Tesoro, afirmó que todos los años su inquilino entrega la residencia debido a los disturbios y los ruidos molestos.

“Es un descontrol. Hemos hecho denuncias y ya nadie nos da respuesta. Son fiestas hasta alta hora de la madrugada, fiestas donde venden alcohol y se hace negocio. No son boliches habilitados. Y nadie hace nada. Por un lado promocionan La Barra y Punta del Este y por otro lado corren a la gente”, opinó.

PENSANDO EN LO PEOR

Néstor no duda que “La Barra es un caos”. “La música es tan fuerte que parece que tenemos el parlante en la cama. Vamos sin dormir al trabajo y no sabemos si tenemos que actuar por nosotros mismos”, advirtió.

La situación ha llegado a tal punto que, según narró, hasta su novia fue agredida una madrugada cuando fue a una residencia a pedir que bajaran los decibeles. “Después uno les pega y va preso. Le pagamos el sueldo a la policía para que no haga nada. En ruidos molestos no atienden”, denunció.

Otra mujer llamó para informar que fue golpeada y quedó "llena de moretones" cuando pretendió pasar a la casa de un vecino, para pedirle que frenara a los inquilinos que organizaban una de esas fiestas.

Los jóvenes le interceptaron el paso y le impidieron acercarse al dueño de la casa, provocándole lesiones. La mujer contó que denunció el hecho a la policía y subrayó el perjuicio económico que le ocasiona, ya que es masajista y no podrá trabajar a raíz de las lesiones.


QUE EL ALCALDE DUERMA EN MANANTIALES

Mariela llamó desde Manantiales, en nombre de un grupo de vecinos que reside y veranea desde hace años en aquel balneario. “Hemos sido víctimas del descontrol de restaurantes que a partir de las 4:00 de la mañana ponen música como boliche y siguen hasta las siete y ocho y media de la mañana”.

La mujer dijo que en vez de descansar están sufriendo y lamentó no tener el amparo de las autoridades. Aseguró que propietarios e inquilinos de las casas de Manantiales han suscrito cartas con denuncias, han ido al Municipio y se han presentado ante el área de ruidos molestos, pero les contestan que están dentro de los decibeles permitidos.

Según la vecina, son dos establecimientos habilitados como restaurantes que de todas maneras hacen fiestas hasta entrada la mañana y además del ruido que impide descansar, generan disturbios y movilizaciones vecinales clamando por respuestas.

“Me gustaría que el alcalde Quintana venga una noche a ver si puede dormir en Manantiales”, desafió.

mr