Parecía que la tierra se había tragado a las dos hermanas de la casa de al lado. El vecino temió algo malo y llevó sus sospechas a la Policía. Los funcionarios de la Unidad Especializada en Violencia Doméstica de Maldonado pensaron, inicialmente, que ambas veinteañeras habían sido encerradas contra su voluntad por padres con trastornos psiquiátricos. Pero en la Justicia se constató que toda la familia había acordado el encierro para proteger a las muchachas, afrodescendientes, de constantes actos de discriminación.
El caso se registró hace más de un mes en un barrio fernandino, pero recién este jueves tomó estado público cuando un referente social de Maldonado publicó parte de la historia en su cuenta de Facebook. Según su versión, dos chicas de veinte años habían estado encerradas -quién sabe por cuánto tiempo- dentro de su casa y una de ellas, incluso, estaba desnutrida.
Fuentes de la Unidad Especializada en Violencia Doméstica (UEVD) confirmaron a FM Gente la existencia de "algo parecido". Un vecino había denunciado el presunto cautiverio forzado de dos hermanas, e incluso el temor de que “hubieran muerto”, porque hacía días que nadie las veía en el barrio. Con autorización judicial, los efectivos allanaron entonces la modesta vivienda, esperando lo peor.
“El panorama era parecido a la información que habíamos recibido. Las muchachas estaban con síntomas de encierro, parecía que hacía mucho que no veían la luz del sol y presentaban una psicología bastante afectada por su forma de vivir. No tenían casi estudios, una estudiaba por correspondencia”, explicó el oficial consultado. Enseguida aclaró que, si bien pasó la denuncia a la Justicia, no hubo procesamiento y no supo en qué quedo el asunto.
No hubo procesamiento porque el fiscal de la causa entendió que la situación no configuraba un delito penal, sino un modo de vida adoptado por una familia harta de la discriminación que sufrían las jóvenes de la puerta hacia fuera.
Así lo explicaron a FM Gente fuentes judiciales. El caso estuvo a cargo de la jueza penal Adriana Graziuso que, por solicitud del fiscal, pasó el expediente a la órbita de Familia para que un equipo de psicólogos y asistentes sociales traten el daño que los constantes ataques provocaron en la vida de las jóvenes, su madre, un hermano, y el jefe de hogar.
El padre y el hermano trabajaban, mientras la madre y sus dos hijas veinteañeras permanecían encerradas en la casa. Pero los actores judiciales entendieron que estaban lejos de un caso de tortura o de reclusión forzada. “Era una forma de crianza, que avalaban todos, para preservar a las muchachas. Son chicas normales, delgadas, vestidas como cualquier joven de su edad, sin problemas de discapacidad, lindas”, tranquilizó una de las fuentes consultadas.
Lindas... y afrodescendientes. Víctimas de burlas y discriminación en buena parte de los lugares por donde se movían. Sobre todo en las épocas de liceo, que terminaron dejando para encerrarse. Ese fue el problema que determinó el encierro voluntario de ambas chicas, coincidieron al afirmar todos los integrantes de la familia en la órbita judicial.
“Les resultaba más cómodo y ‘normal’ vivir encerradas que enfrentarse al hostigamiento exterior”, concluyó la fuente. En determinadas horas las chicas salían con amigos o iba a visitar a sus parientes pero no era lo común y el vecino que denunció su presunta desaparición tenía indicios para preocuparse.
“A ese vecino habría que felicitarlo, por estar atento y por atreverse a informar del caso. Porque si bien las pericias psiquiátricas y psicológicas descartaron la existencia de castigos o tortura, esa familia necesita una orientación y una guía para cambiar su estilo de vida, para que no sea más patológico”, opinó la fuente judicial.
Las chicas tuvieron un “exceso de sobreprotección de sus padres y se dejaban estar”, convencidas de un estilo de enseñanza que sólo apuntaba a salvarlas de la discriminación. Ahora, asistentes sociales y psicólogos trabajan con la modesta familia. Tienen el desafío de convencerlos de salir de la seguridad de casa y enseñarles a vivir en un mundo que les es hostil.