A juicio del titular de Políticas Sociales de la comuna, el sociólogo Walter Menéndez, todavía se requiere mucho trabajo de coordinación para ayudar correctamente y “reinsertar en la sociedad” a quienes se encuentran sim empleo ni hogar, en situación de calle, y suelen pedir asistencia al Mides o a los refugios nocturnos, que ese ministerio habilita en cooperación con la Intendencia de Maldonado.
Hablando este lunes en FM, Menéndez señaló que, por lo general, la gran mayoría de quienes pernoctan en refugios son personas que estuvieron un buen tiempo en la cárcel de Las Rosas y luego fueron liberados sin ninguna preparación previa ni una mínima cantidad de dinero para desplazarse y mantenerse.
Según relató, en la cárcel de Maldonado hay presos de otras partes del país y, frecuentemente, deben volver a su tierra caminando porque no les queda otro remedio.
En este sentido, el sociólogo estimó que debería realizarse un trabajo previo antes de liberar a un recluso, por cuanto a menudo están desligados de su familia y en ocasiones temen volver a sus barrios por problemas de seguridad personal.
Consultado sobre las características de quienes viven actualmente en la calle, Menéndez contó que hay variedad de casos. Desde el inmigrante que llegó en busca de trabajo y tuvo mala suerte hasta quienes sucumbieron a las adicciones múltiples -pasta base y alcohol, por ejemplo. Ese tipo de cosas separa a las personas de su entorno habitual y destruye su red social, señaló.
Menéndez dijo que existen casos en que hay familias enteras que duermen a la intemperie incluso si tienen hijos.
Con suerte, a veces consiguen que las criaturas pernocten en casa “de sus abuelas” en caso de que tengan una.
El funcionario también dijo que a veces hay personas sin hogar que tienen un “alto nivel educativo”, cuando no toda la secundaria completa. Un “ingeniero agrónomo” también dormía en la calle, señaló, aunque no es raro encontrar también a personas que han tenido algún padecimiento psicológico que los dejó sin casa y sin trabajo.
Por lo demás, estimó que el sistema de los “paradores” establecidos en Montevideo ha servido para alojar a quienes rechazan recurrir a los refugios por los regímenes que se les imponen.
Dijo que en una época los beneficiarios debían soportar “cursos de derechos humanos” o de “perspectiva de género” y ese tipo de cosas los espantaba señaló.
Eso no existe en los paradores donde a menudo hay “caniles” para que los asistentes no deban separarse de sus mascotas, añadió.
Menéndez recordó que el problema de quienes antes eran llamados “bichicomes” o “cirujas” es de larga data y dio a entender que todavía hay mucho por mejorar en el auxilio que se les brinda.
La totalidad de las declaraciones de Menéndez a FM GENTE se pueden escuchar.