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“Fue medio increíble, creer o reventar como dicen”, dijo González, sobre el lanzamiento de las cenizas de Franco Toro en la zona donde desapareció.

“Tiraron la urna como en una piscinita que hay del lado de los dedos, lejos, cayó todo el polvo de las cenizas y también el ramo de flores que había tirado la madre. Eso va hasta los pies de ella, todo el polvo de las cenizas, están dos o tres segundos, y no me preguntes cómo la corriente empieza a llevar todo eso para adentro”, contó, y añadió: “La verdad que fue muy movilizador”.

“Tengo hijos y eso no se lo deseo a nadie, no es la ley de la vida. La ley de la vida es que tus hijos te entierren a ti, no tú a ellos”, lamentó el guardavidas.

En la ceremonia también estuvieron presentes otros guardavidas que participaron del rescate: Lucía Ramos, Jonathan Farías, Pablo Techera y Ariel Machado.

“Quedamos en contacto. La madre nos adoptó como una parte de ellos”, contó González, y confesó: “Hubo una conexión que en los 30 años que llevo de guardavidas nunca tuve con algo que haya pasado”.

Franco Adrián Toro, de 30 años, nació en la localidad de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. Era tatuador, artista plástico y amante de los animales. Se había trasladado a Punta del Este para trabajar durante la temporada en un establecimiento gastronómico.

Desapareció tras lanzarse al mar para rescatar a una mujer que no daba pie en la zona rocosa de El Emir. Su cuerpo fue encontrado por Diego González tras días de búsqueda.


Foto: zona donde lanzaron las cenizas del joven / Playa El Emir