Facebook Twitter WhatsApp

Frank Junior Diaz Chavez, nació en el barrio obrero de Alamar en Cuba hace 29 años atrás; y llegó a Uruguay junto a su novia hace un año y medio.

Si bien Frank se encontraba estudiando en la universidad, el arribo de internet a su país, hace solo 7 años atrás, derivó en su interés de que el mundo conociera algo de Cuba a través de su contenido.

La única compañía de internet comenzó a venderla libremente a los cubanos a través de la colocación de antenas en las plazas, a las que denominaron “Parques WiFi”. La hora de conexión tenía un costo de USD 5 siendo que el salario promedio de Cuba ronda los USD 20.

“O te conectabas a internet o comías; pero como trabajaba en cadetería podía costearlo. Después le empezaron a bajar el precio hasta que llegó a costar USD 1”.

Asimismo, subrayó que “muchos cubanos empezaron a conocer el mundo gracias al internet”, ya que en Cuba “todo está controlado por el Partido Comunista y hay un filtro en la prensa”.

“Cuando ponían las noticias internacionales en el noticiero era todo un caos, para que pensáramos que el mundo fuera de Cuba era un desastre”.

Luego de graduarse de la universidad, empezó a trabajar como profesor de química en un liceo secundario, hasta que pudo empezar a vivir de las redes sociales que comenzaron a monetizarse.

Sin embargo, su creciente popularidad y cuestionamientos ante el gobierno cubano, determinaron su posterior detención por parte del mismo.

“En Cuba solo con cuestionarte una realidad ya es suficiente; eres tú contra el Estado. Contar es hablar mal de la revolución; enseguida te preguntan: ´¿Quién te paga para que tú digas eso? ´”.

En ese sentido, aseguró tener clara la diferencia entre el país y la dictadura y que por dicho motivo lleva la bandera cubana tatuada; “es lo más importante que tenemos”.

Frank, afirmó que su país se encuentra en su “peor” momento; los salarios no se condicen con los gastos y la comida se encuentra racionalizada, a través de una libreta de racionamiento, que es utilizada para comprar alimentos en las bodegas estatales.

“Se pueden comprar por ejemplo 5 huevos al mes; 30 huevos salen 3.000 pesos cubanos y yo ganaba 6.000, eso te llevaba a tener que hacer cosas que no son legales”.

En relación a su llegada a Uruguay, explicó que el viaje incluyó un paso por Guyana, y un posterior cruce a Brasil, para finalmente arribar a Rivera.

“En 10 minutos nos dieron el permiso de entrada; fuimos a la oficina de inmigración y dijimos que éramos cubanos que solicitábamos refugio”.

Consultado sobre su elección de vivir en Maldonado, Frank explicó que se debió a que una amiga de la universidad ya residía en el lugar y se lo recomendó para vivir.

“Me dijo que no le gustó Montevideo; y yo pensé que iba a ser complicado no vivir en la capital debido a lo que me dedico”.

Finalmente, resaltó la libertad, como virtud fundamental de nuestro país, ya que para criticar las cosas con las que no estamos de acuerdo no se necesita “hablar bajito” en nuestro propio hogar.

“Si puedo escoger entre vivir aquí o en otro lugar, me quedo aquí”, concluyó.