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Dos parejas que habían salido a pasar un rato de esparcimiento en la noche del pasado martes vivieron, en realidad, una auténtica pesadilla que, por fortuna, no derivó en una tragedia. Estas personas se habían sentado a comer y beber en un establecimiento gastronómico de la avenida Roosevelt y en un determinado momento pidieron un vaso de agua para la bebé de un año de edad de una de las parejas. María, la camarera, les trajo un vaso y la niña bebió tranquilamente, pero instantes después comenzó a presentar síntomas preocupantes y a cambiar de color, como si hubiera ingerido una sustancia tóxica, informó Correo de Punta del Este.

Ana María, la abuela de la bebita, dijo que la madre de la pequeña se levantó de la mesa desesperada preguntando por el baño. Los responsables del comercio trataron en vano de calmarla y luego, tras enterarse de lo que ocurría, la enviaron al local de una emergencia médica móvil donde se suponía que la atenderían merced un convenio con el negocio.

En realidad eso no ocurrió. Sin perder su impasibilidad, los empleados del servicio médico dijeron a la familia que no existía tal convenio, por lo que la niña debió ser llevada de apuro al sanatorio Cantegril, al que estaba afiliada, a una hora en la que llovía a cántaros en Maldonado.

La abuela de la bebita refirió que en el sanatorio la niña fue bien atendida y cuidada. Comentó que el alcohol tiene el efecto de reducir el nivel de azúcar en sangre por lo que intentaron estabilizarle la glicemia proporcionándole almíbar. Poco a poco la bebé comenzó a sentirse mejor y este miércoles ya estaba solo “en observación” por cuestiones de prudencia. Durante el episodio, dijo la abuela, la niña pareció estar a punto de tener convulsiones. No las tuvo, pero padeció un fuerte malestar durante un buen rato, indicó.

Ana María dijo que no desea en absoluto que una situación parecida ocurra una vez más en ningún establecimiento de comidas, por lo que dijo que estaba dispuesta a llevar el asunto ante la justicia.

Además, adelantó que había hablado con el encargado o propietario del local, quien no supo referirle a ciencia cierta lo que había ocurrido. No obstante, le comentó que probablemente alguien había ido a sabiendas a buscar el vaso de alcohol etílico que terminó en manos de la niña.

“El dueño me dijo que seguramente fueron directamente al material de limpieza que había (en el lugar)”, narró la abuela de la niña. “Si él me lo dice desde ese lugar yo creo que hubo premeditación en hacerlo. Quiero creer que se equivocó, pero así fue”, relató.

La denuncia se presentaría en los próximos días.


galería: capturas de pantalla Facebook Ana María Finozzi