Si bien aclaró que no tienen una posición tajante, ni favorable ni desfavorable, el arquitecto Roberto Chiacchio, director General de Planeamiento de la Intendencia de Maldonado, pidió discutir el proyecto sobre el San Rafael con seriedad y no “al grito”. Resaltó la seriedad de quienes están detrás de esta iniciativa, que puede cambiar la matriz de Punta del Este, opinó. Dijo a FM Gente que tiene muy claro que la altura, desde el punto de vista urbanístico, no es “ni buena ni mala”.
El jerarca informó que el proyecto sobre el San Rafael fue presentado el viernes en la Intendencia y “pasa a la Dirección General de Urbanismo, que dirige la arquitecta Soledad Laguarda, para su análisis… Como es de público conocimiento, ya había sido presentado en la Junta Departamental”, por decisión de los impulsores, lo que es “atípico”, señaló.
“El trámite normal es el que comienza ahora. Se presenta el expediente al Ejecutivo, se dialoga si es necesario con el proyectista y con el propietario, por ajustes o modificaciones o lo que sea menester… Y en caso de que lo entienda positivo, lo envía a la Junta Departamental, solicitando la anuencia para su aprobación”, explicó.
Aclaró que este es un proyecto que implica excepciones, por lo que debería ser aprobado, eventualmente, en un acto “complejo de gobierno”, entre el Ejecutivo y el Legislativo. Indicó que, como ya ha sucedido, es habitual que en este tipo de procesos los ediles dialoguen y planteen eventuales modificaciones al proyecto, también.
ADMITE QUE IMPACTÓ
Chiacchio dijo que este proyecto “impactó”, porque “es algo absolutamente diferente a los que estamos acostumbrados a ver, en cuento al lenguaje, al volumen y a la calidad de la propuesta. Es un proyecto muy grande”.
“A mí lo primero que me impacto, realmente, es que alguien que no es un improvisado, ni el inversor ni el arquitecto… Rafael Viñoly es uno de los arquitectos destacados a nivel mundial. Y a nivel uruguayo es el más destacado, por lejos”, resaltó. Y destacó que el Grupo Cipriani está vinculado a la hotelería. Agregó que Giuseppe Cipriani “no es una persona que hizo dinero vendiendo tomate o petróleo y ahora va a hacer una apuesta”, señaló.
“O sea que, parece gente que no es improvisada, y dice que se puede reflotar un hotel y hacer un emprendimiento inmobiliario para un público que no tenemos, de altísimo nivel, europeo, norteamericano, de dónde fuere… De hecho ya tenemos parte de ese público en las chacras turísticas. Hay gente que no conocemos… A partir de este episodio nos enteramos que Cipriani es propietario y vecino, desde hace 27 años, en los veranos en José Ignacio. Yo no lo sabía. Y él dice que, de sus restaurantes y hoteles en el mundo, hay un público que vendría a Punta del Este. Esa es una buena noticia… ES un público que no tenemos. Yo me aterro cuando, a nivel del gobierno nacional, buscan traer público chino a Punta del Este. Cuando traigamos chinos, hagamos las valijas y vámonos, porque se nos va el público que tenemos hoy”, consideró.
Dijo, además, que la ministra de Turismo, Liliam Kechichián, que acaba de opinar sobre este proyecto, estaba “encantada” cuando venían dos cruceros o diez más a Punta del Este. Agregó que eso no le aporta “nada” al balneario, más que ver un barco flotando en la bahía.
Expresó que el público masivo no es el que aporta y le da trabajo a Punta del Este. “Esta inversión sería la más grande del departamento, en caso de que se hiciera… Aquí pasaron muchas ideas y se concretaron pocas Esta parece ser seria”, porque son propietarios de la tierra y están dispuestos a comprometerse en un cronograma de obras, afirmó. Apuntó que daría trabajo hasta el año 2024 y luego “se habla de unos mil puestos de trabajo permanentes… Tengamos una idea de la escala de lo que estamos hablando. Esta inversión es más grande que una planta papelera, en volumen, en cantidad de puestos de trabajo durante la obra y en cantidad de puestos de trabajo y de calidad para el futuro... La papeleras ocupan unas 300 personas cuando están en operación”, indicó.
Y añadió que aportaría en Contribución Inmobiliaria, cualquiera sea el gobierno de turno, “seguramente mucho más que la ciudad de San Carlos… Ni hablamos de lo que pueden aportar Piriápolis y Pan de Azúcar, todo junto”.
NO HACE UN JUICIO “TAJANTE”
Desde el punto de vista arquitectónico, manifestó que sería “apresurado hacer un juicio tajante, a favor o en contra”. Dijo que, el proyecto “escapa a toda norma”, ya que sólo se permitía hacer torres de 10 pisos en esa zona, aunque, para preservar el edificio del hotel, se habilitó una altura de hasta 70 metros, con unos 35 pisos. Expresó que se trata de esas iniciativas “que revuelven, que escandalizan, que causan impacto, porque no estamos esperándolos. Y nos sacuden, favorable o desfavorablemente”. Como ejemplo de este tipo de proyecto citó el Palacio Salvo, la Torre de las Telecomunicaciones, o la Torre Eiffel, a nivel mundial.
“Tengo muy claro, desde el punto de vista urbanístico, que la altura no es ni buena ni mala”, precisó. “Cuando algo es diferente a los que estamos acostumbrados a ver, siempre aparecen las versiones apocalípticos… Ya los hubo y punta del Este nunca se destruyó. Sigue siendo el mejor balneario del Uruguay, por lejos, y de América del Sur. Y los europeos que vienen nos demuestran que sigue siendo estupendo”.
Indicó que el volumen del proyecto “que hace escándalo” es la torre más alta, a la que definió como “un campanile” de los que se ven en Europa. Sostuvo que “es un edificio muy elegante. Es sumamente esbelto. Es una aguja, a la que no estamos acostumbrados. Pero el mismo arquitecto Viñoly la ha colocado en Manhattan por encima de otros edificios y es maravillosa. Y en el resto del mundo lo han hecho él y otros muchos arquitectos”.
“Tenemos que dar una discusión seria, no ‘al grito’. El arquitecto Viñoly merece de nosotros que el proyecto se analice con cierto grado de seriedad y serenidad”, al igual que la inversión, “que es seria y que puede cambiar la matriz de Punta del Este, porque no puede traer un público que no tenemos y al que no vamos a acceder. Este público no compite con el Conrad ni con ninguno de los hoteles que existen, ni con los centros gastronómicos ni con los comercios que ya existen”, afirmó.