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Una vecina que tiene su casa sobre avenida Lussich se presentó ante la Seccional 1ª de policía para radicar una denuncia de robo. Dijo que cuando iba a entrar a su domicilio, vio que cerca había una moto con sus luces apagadas y dos hombres a bordo. Estaban detenidos como esperando algo o a alguien.

A quien esperaban era a la denunciante. Cuando ella se percató de ello intentó entrar en su domicilio. Pero no pudo hacerlo antes de que uno de los atacantes le llevara la cartera.

El hombre se montó en la moto, una Yumbo gris, y el par se marchó raudo del lugar. La denunciante pudo aportar pocos datos sobre los agresores. Los efectos robados que iban en la cartera fueron documentos personales, tarjetas para operaciones financieras, dinero en efectivo (no se precisó el monto), y un teléfono inteligente Samsung con estuche y pantalla táctil.

El caso fue adjudicado a personal de la dirección de Investigaciones, el que en sus primeras actuaciones obtuvo información de que había un jovencito de 16 años que andaba exhibiendo en su poder un teléfono inteligente como el denunciado. Fueron a buscarle, le detuvieron y condujeron a la comisaría para indagarle.

El chico dijo que el teléfono lo había adquirido a un hombre en el barrio Nueva Esperanza. Y proporcionó una bastante detallada descripción del hombre.

Antes de ir a por el hombre, los efectivos policiales decidieron asegurarse de que el teléfono era efectivamente el denunciado como robado a la vecina. Se llamó a la denunciante, quien lo reconoció sin ninguna duda.

Fue entonces que citaron al hombre que le había vendido el celular al chico. En la comisaría se le identificó como M.S.F. (iniciales del nombre y los dos apellidos), de 21 años de edad, carente de antecedentes penales.

El indagado dijo que había comprado el teléfono a un desconocido, del que no pudo, supo, o quiso aportar mayores datos. Afirmó que luego se lo vendió al chico y que cuando lo hizo ignoraba que se trataba de un aparato robado.

M.S.F. y el chico de 16 años fueron puestos a disposición del juzgado en lo Penal de 10º turno. La magistrado que tomó el caso dispuso que el chico fuera liberado, y se pronunció con el procesamiento de M.S.F. como autor de un delito de receptación (quien toma un bien robado o mal habido para sacarle un provecho propio o para terceros).

La juez dispuso que el acusado no cumpla con prisión preventiva, pero en cambio le impuso la obligación de guardar arresto domiciliario nocturno (desde la puesta hasta la salida del sol) durante los próximos 60 días.