SUPERLUNA. Este 31 de enero hemos disfrutado de la segunda superluna de este 2018. Después de la primera, que fue la madrugada del 1 al 2 de enero, la noche del martes 30 al miércoles 31 hemos observado este fenómeno astronómico.
Pero la superluna solo fue uno de los cuatro fenómenos que se produjeron a la vez este 31 de enero: también hubo un eclipse lunar, una luna de sangre y una luna azul.
Esta coincidencia no se da desde hace 150 años, por lo que esta superluna fue bastante especial: la última vez que tuvo lugar este fenómeno extraordinario fue en 1866, y la próxima vez que ocurra será el 31 de enero de 2037.
Superluna
La órbita de la Luna es elíptica, y un lado (apogeo) está unos 50.000 km. más alejado de la Tierra que el otro más cercano (perigeo). Por lo tanto, a lo largo de los 28 días de ciclo lunar, el satélite se encuentra a veces más cerca de nosotros que otras. La superluna ocurre cuando el momento de máximo acercamiento es, además, el momento en el que hay luna llena. A simple vista podemos apreciarla entre un 10% y un 15% más grande de lo habitual.
Luna azul
Se considera que una luna llena es una "luna azul" cuando se producen dos lunas llenas en un mismo mes. Como en el mes de enero ya tuvimos una luna llena a principio de mes (otra superluna entre el 1 y el 2 de enero) esta segunda luna llena ha sido, además, una "luna azul".
Eclipse lunar
Además este 31 de enero se produjo un tercer fenómeno, menos común que la superluna y la luna azul: a Tierra, el Sol y la Luna se alinean, dando lugar a un eclipse lunar total. La Luna llena coincide con el momento en que la Luna entra en la sombra de la Tierra produciéndose así un eclipse.
El eclipse, sin embargo, no fue visible en todo el planeta. En América del Sur, África y Europa Occidental no se pudo ver.
Luna de sangre
El último fenómeno astronómico que coincidió con el 31 de enero es la luna de sangre.
Durante el transcurso del eclipse, la atmósfera de la Tierra filtrÓ la luz azul y verde de los rayos solares, pero dejó en cambio pasar la roja. Por eso la luna se tiñó con el reflejo del brillo rojizo que le llegará procedente de nuestra atmósfera. Por tanto, esta luna de sangre solo fue visible en las partes del planeta donde se pudo ver el eclipse.