EL "PAJARITO" CANTA HASTA MORIR
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EL "PAJARITO" CANTA HASTA MORIR

Como informara Álvaro Alfonso esta mañana en la REVISTA INFORMADA DE FM GENTE, el coronel (R) Jorge "Pajarito" Silveira decidió comenzar una huelga de hambre, porque según dijo “me han autoeliminado”.<br />
Desde el Hospital Militar Jorge "Pajarito" Silveira, asegura que llevará su medida hasta las últimas consecuencias. Mediante un escrito que hizo firmar a sus médicos, los compromete a no realizar ningún intento de reanimarlo cuando quede inconsciente. <br />
A continuación, trascribimos la entrevista exclusiva efectuada por el periodista Álvaro Alfonso cuando fue recibido por Silveira, en el Hospital Militar.

JORGE SILVEIRA-…la más profunda y más importante, en el sentido que de primera, en el día de hoy no tomo agua. No permito los controles en mi cuerpo, de la diabetes, ni ningún otro tipo de control. No tomo medicamentos. No como. Le pedí al doctor, para firmar un papel, para que una vez, en un estado de inconsciencia, no interviniera sobre mi cuerpo. Ahí le entró la duda al doctor, y yo le dije que hay directivas internacionales que permiten, una vez que yo firme, quedarse con mi cuerpo (…) La idea mía es acabar con esto, pero acabar con esto, no porque yo me quiera autoeliminar. Me ha autoeliminado el gobierno. Por qué. Porque me ha culpado. Ya la izquierda me culpaba, la ultra me culpaba, de una manera que me llevó a estar encerrado. Al estar uno encerrado está encerrado su familia. Por lo tanto, ese núcleo familiar, sufre en forma permanente hasta que se golpea ese núcleo familiar. Surgen problemas psicológicos. Lo peor de todo, es que surgen ante testimonios falsos. Porque todos los testimonios, mejor dicho, la mayoría, el 90% de los testimonios son testimonios falsos. Es decir, que en el año ’76 se acordaban de una persona, y en el año 2000, se acuerdan de siete u ocho. Es decir, que la memoria les ha ido progresando activamente, cuando es totalmente al revés. Ellos pasaron, sin lugar a dudas un hecho muy difícil. Estuvieron presos en una base clandestina. Es decir, yo no estuve en Buenos Aires, no participé, OCOA no trabajaba en Buenos Aires, pero no tengo dudas, por sus declaraciones, que estuvieron. Sé que estuvieron detenidos en un lugar muy bravo (Automotores Orletti). Pero, culpar al Ejército uruguayo es una barbaridad, una atrocidad. Una atrocidad tal, que los testigos que dieron, los que colaboraron, como María del Pilar Nores Montedónico, o que acompañaron esa colaboración, como su hermano. Es una falsedad, esto es algo montado.

Pero además, lo peor de todo, por qué yo tomo la decisión. Porque mi señora le hizo una carta al presidente de la República y ellos, desde un primer momento, sabían que si me llevaban preso era una injusticia y lo hicieron igual, para obtener réditos políticos. Porque es lo único que importa. Acá la gente se cree que este es un gobierno maravilloso y no se da cuenta que este gobierno sería maravilloso de una sola manera, si ponemos a Mujica vestido de camuflaje con una pistola al costado. Es el sueño de comandar este país. No es comandarlo democráticamente, esta es la gran falsedad que se está viviendo en este momento. Desgraciadamente los partidos tradicionales tienen miedo, tienen miedo que dirán y de perder votos y no se juegan la camisa como se la tienen que jugar. Pero, si no, este país, tiene la posibilidad de zafar.



ÁLVARO ALFONSO- Vamos un poco para atrás. El doctor Gonzalo Fernández, conversó alguna vez con usted cuando estaba libre. ¿Qué le dijo?



J.S.- El doctor Gonzalo Fernández, cuando estaba libre, primero me dijo que un comisario, inspector de la Polcía, me había acusado a mí del crimen de la nuera de Gelman. Lo cual yo dije que es mentira (…) Pero, lo único que buscaban, y eso me lo dijo bien clarito Gonzalo Fernández, eran los restos de la nuera de Gelman, porque el tema de Michellini y Gutiérrez Ruiz, ellos sabían que se solucionaba fácilmente en la Argentina porque había sido una víctima. Ellos lo único que querían, eran los restos. Yo, personalmente, fui de la opción de apoyar en todo lo posible al mando. Todo lo que me pidió el mando, se lo di.



A.A.- Pero le dijo también que no iba a ir preso…



J.S.- Sí, sí, nadie iba preso…



A.A.- Eso se lo dijeron siempre…



J.S.- Sí, siempre me lo dijeron.



A.A.- No sólo Gonzalo Fernández, sino también, los comandantes.



J.S.- Después vario. Después cambiaron por una casita muy cómoda. Después una casita muy cómoda, con toda la familia. Después varió a la División I, la Cárcel Central y una cárcel de máxima seguridad que algunos tienen el tupé de decir que es una cárcel vip. Porque tenemos la comodidad de un cuarto grande. Nada más. Pero preso se está, y la familia está presa. Somos todos, personas aproximadas a un promedio de edad, de los 63, 64 años.



A.A.- Coronel, qué le va a decir al juez, el lunes, cuando lo cite a declarar por este tema, que salió publicado en El Observador, sobre el tema Elena Quinteros.(vale aclarar que la audiencia prevista para hoy lunes, fue suspendida por las condiciones de salud de Silveira)



J.S.- Que es todo mentira. Yo pienso que todo esto que salió en El Observador, el señor periodista, es utilizado por uno de nosotros mismos, por uno de los propios procesados para su beneficio personal. Yo dije lo que se decía antiguamente: ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’. Yo lo pienso, y lo vivo así. Esa fue una de las razones por las cuales empecé a preparar mi defensa. Ahora, ya desgastado, viendo que se pierde mi familia y todo, no quiero vivir. Realmente, no quiero vivir. ¿Hasta dónde voy a llegar?. A lo máximo. Creo poder tener el coraje de llegar a lo máximo. No hay nadie que me pueda convencer. Nadie como ser humano me va a poder convencer, porque el único ser humano que me podía convencer, está distanciado de mí.



A.A.- Coronel, qué le ha dicho el doctor, cuando usted le manifestó que no quería que tocaran su cuerpo, ni que lo atendieran más. ¿Le dijo cuánto tiempo podría estar en esta situación, cuánto podría resistir?



J.S.- Realmente, el que más me dijo los días fue mi hijo, que es piloto. Me dijo que en estos casos, son cinco días aproximadamente, que resiste el cuerpo humano sin agua. A eso hay que agravarlo, porque a mí me hicieron by pass. Yo tomaba aspirinas, para que la sangre me quedara más líquida. Eso no lo hago más. Me inyectaban unos remedios para que la sangre me quedara más líquida, eso tampoco lo voy a hacer más. Así que quizás, eso deteriore más rápidamente el cuerpo y tenga la suerte de sobrevenirme un infarto.



A.A.- ¿Cómo ha llevado este proceso que usted dice que se inició con la vuelta a la Democracia, donde le han hecho acusaciones. Por ejemplo, siempre se dijo que usted estuvo en Buenos Aires?





J.S.- Yo estoy preso desde que asumió la Democracia. Me han culpado de todo lo que han encontrado. Fíjese que yo ahora, que andan todos estos expedientes en la causa, encuentro que el señor famoso Washington "Perro" Pérez, como le decían ellos, tenía antecedentes por, junto a Soba querer hacer apropiación al rematador Cores, donde el propio Soba se escapó de la Jefatura de Policía de Montevideo. En aquella época, me nombraban que yo me había robado un millón y medio de dólares. Fíjese que ahora leo las declaraciones que hace desde Suecia y no me nombra. Es decir, en algunos lugares me nombra, en otros no. Es inverosímil. No hay justicia. Cuidado, yo creo en la justicia, en lo que no creo, es en los testigos que está escuchando la justicia. Se tendría que estudiar mucho más a esos testigos, porque tienen razones propias. Más de ocho dicen que tienen un enconado odio hacia nuestras personas. Partamos de esa base.



A.A.- Usted, más de una vez me dijo que por todo este proceso que ha llevado, en este momento está preso por cosas que no hizo, y tal vez, por cosas que hizo, nunca lo nombraron.



J.S.- Primero, tengo la suerte de no tener ningún muerto, a no ser, quizás en el enfrentamiento. Tengo la suerte de tener una anotación positiva, por preocuparme de salvarle las heridas a una tupamara, teniendo tres soldados, a su vez, heridos. Tengo la suerte, en el sentido de que me siento muy orgulloso, me siento orgulloso de ser militar, me siento orgulloso de lo que hicimos, peleamos con los mismos medios que peleaban ellos. Habría que, a los magistrados actuales, repartirle el manual de interrogatorios del MLN que surge en el año aproximadamente, ’69. Pero que lo leyeran todos. Es conveniente que lo leyeran para ver cómo les enseñaban a declarar. De esa manera, ahora con eso, están aprendiendo a cómo acusar.



A.A.- Coronel, usted trabajó también contra el Partido Comunista.



J.S.- Trabajé en la operación “Morgan” contra los comunistas. Empecé a trabajar a fines del año ’75.



A.A.- Se ha cambiado un poco la fecha. Usted puede explicar, porque incluso hasta los propios los jueces y la fiscal en su momento, cuando comenzaron las declaraciones de los militares. Porque se decía ‘la patota de OCOA’ y que había algunos que integraban OCOA y otros el SID.



J.S.- OCOA es un Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas, como lo dice su nombre; el cual surge, fácilmente. El Ejército estaba todo en la calle. Entonces, había momentos que se dejaba una ratonera de los del SID (Servicio de Información y Defensa), que capturaba a la gente que estaba en la casa. De repente, un procedimiento se encontraba con una ratonera y podía surgir un enfrentamiento entre militares, propiamente dicho. Eso trajo aparejado que se tratara de tener una mesa de radio, y un órgano que coordinara todas las operaciones, pero no tenía ninguna responsabilidad. Solamente, daba número operativo y controlaba que ninguna otra patrulla u otro equipo fuera a ese lugar.

Posteriormente, por el ’75, yo ya no estaba, el general vuelca a OCOA, mucho trabajo, le da casi toda la responsabilidad en una Unidad Base. Es decir, lo iba rotando. Antes trabajaba toda la Artillería, toda la Caballería, todos los ingenieros. Ahora un día trabajaban unos, otro día otros. Era mensual. Yo, en esa primera época no estuve, pero sé que fue así. OCOA tenía las responsabilidades, eran cuatro OCOA. OCOA 1: Montevideo y Canelones; OCOA 2, 3 y 4, las respectivas Regiones de aquella época, que posteriormente, se llamaban las Divisiones. Pero, para ir un vehículo, de una División a otra, había que pedirle permiso al Comandante de División. Para ir un oficial de Inteligencia - mal llamado Oficial de Inteligencia, porque casi ninguno tenía curso, pero estaba cumpliendo esa función-, a Colonia, tenía que pedir al General, autorización. Esto no era una banda, están muy equivocados.



A.A.- ¿Ha sentido que mucha gente lo ha abandonado en todo este proceso. Mucha gente que antes estaba cerca suyo.



J.S.- Los amigos se asustan. Pero, además, le voy a explicar algo. Si se me fueron mil, los entiendo. Sabe por qué. De tantas barbaridades que han dicho de mí.



A.A.- Usted, ¿ha sentido que los mandos del Ejército lo abandonaron en todo este proceso?



J.S.- Los mandos del Ejército pueden hacer lo que pueden hacer. Nada. Nada (…) Pero, de una cosa estoy seguro. Tarde o temprano, todas estas arbitrariedades se van a pagar. Cuidado. No se lo estoy diciendo al juez que creo que es una excelentísima persona. Creo que lo están engañando. Lo están engañando y muy bien llevado, el engaño.

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