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El sismógrafo llegado desde Brasil marcó un antes y un después en la investigación de eventos sísmicos del Uruguay, que hasta entonces era el único país de la región sin contar con equipos de esta índole. Durante dos años, el observatorio geofísico montado por el instituto de Ciencias Geológicas de la Universidad de la República estuvo registrando movimientos y llegó a verificar la ocurrencia de 23 eventos “chiquitos”, precisó Sánchez. No obstante, a falta de una red que permita determinar epicentro e intensidad de estos fenómenos, es imposible determinar su magnitud.

La científica destacó que la estación de Aiguá permitió “entrenar gente y generar una base de datos de la actividad en Uruguay”. También dio tiempo para conseguir recursos propios e instalar un nuevo sismógrafo en un predio militar de Sarandí del Yi. Ahora, el objetivo del Instituto es adquirir otro aparato (cuesta 25 mil dólares) o volver a recurrir a un préstamo de Brasil, para aprovechar las instalaciones del observatorio de Aiguá.

Sánchez consideró, asimismo, que Uruguay debería estudiar la vulnerabilidad edilicia y el riesgo que estas estructuras correrían ante un evento sísmico de 4 o más puntos en la escala de Richter. Con esto, se podrá determinar cuál es la capacidad de resiliencia y de respuesta del país ante un terremoto de esa magnitud.

La geóloga también confirmó la información que este jueves adelantó al semanario Búsqueda, respecto a un tsunami detectado el 12 de enero pasado en la costa de Carrasco, en Montevideo. El terremoto que provocó el evento ocurrió a las 17:22, casi cuatro horas antes de que bañistas y guardavidas vieran cómo las aguas se replegaban para volver en una ola de casi tres metros de altura.

(foto de archivo: Sánchez y el equipo del Observatorio Geofísico de Aiguá / universidad.edu.uy)

Escuche la entrevista: