El fin de semana anterior a la rapiña que le costó la vida a Darwin Miraballes, dos sujetos en una moto, ya había rapiñado una Pizzería a pocos metros del almacén. Pablo Calvo, propietario del comercio, dijo que tiene la convicción que “son los mismos” delincuentes. Informó a FM Gente que en su caso, redujeron a seis personas con pistolas y una escopeta de caño recortado, y luego se quedaron en la esquina, contando el dinero robado. Ahora evalúa cerrar el negocio e irse del país.
El comerciante dijo el fin de semana del 14 y 15 de este mes, próximo a las 0:30 del domingo, “estaba con mis empleados, afuera” del negocio. “Para una moto con dos individuos, con casco integral, bufanda y guantes. Se bajan y nos dicen: ‘vinimos a robar, vamos todos para adentro’. Y nos apuntan con pistolas y una escopeta de caño recortado, que se la ponen en la barriga a uno de los repartidores”.
“Piden la plata. Le damos la de la caja y querían más… Querían la plata de uno de los repartidores. En eso me dan un cachetazo a mí, me dicen que sabían que era el dueño y que querían más plata. También señalaban y me decían que no apretara el botón de pánico. Nos mandan poner a todos en el piso y se retiran. Y, sin ninguna preocupación, se van a la esquina y se ponen a contar el dinero. Recién despumes de eso se van”, narró.
“Lo que yo veo es que no hay ninguna preocupación. Cero nervio… Éramos seis personas. Estaba toda mi familia, con mi señora mi mamá y mi hijo chiquito, que gracias a Dios se fue a dormir al auto… Si no, no sé qué podía haber pasado. Así estamos en Maldonado. Sabían que era el duelo y sabían que había un botón de pánico”, agregó.
Consideró que el hecho de que se hayan puesto a contar el dinero que se llevaron, que eran unos ocho o nueve mil pesos, en la esquina demuestra que sabían “cuánto iba a demorar la policía en venir, que no pasa nada”.
“Salí y los vi en la esquina. Casi me vuelvo loco. No lo podía creer. Si no era suficiente, capaz que volvían. Entro, tranco todo y llamo a la policía”, subrayó.
“La policía no demoró mucho. Yo toqué el botón de pánico y aparecieron. Pero llegaron y se pusieron a hablar conmigo. Por lo que sé, en estos casos, se cierran las calles”, señaló.
Calvo dijo que, “si no les alcanzaba la plata, tal vez volvían y llevaba yo la suerte de Darwin… Hasta el día de hoy sigo sin dormir de noche. A Darwin lo conozco porque todos los días voy al almacén, Es en la esquina de la Pizzería”, manifestó.
Indicó que está evaluando con su familia “cerrar, alquilar o vender el negocio e irme al exterior. Yo no quiero esto ni para mí ni para mis hijos. No sé qué va a pasar para adelante, porque yo no le veo la solución. Lo que pasa es que uno vive de esto. Yo lo empecé hace ocho años, con mucho esfuerzo. Hoy tengo una estabilidad. Y que por culpa de ellos me tenga que ir… Pero, bueno, primero está la vida”.
El comerciante afirmó que tiene la convicción que “son los mismo” que mataron a Miraballes, “Fue el mismo modus operandi. Para mí son los mismos”, añadió.
Explicó que ahora puso “un guardia de seguridad en la puerta del negocio. Y yo no puedo abrir. Yo no sé si no iban a la Pizzería… Capaz que pasaron, vieron al guardia, dieron la vuelta y se metieron al almacén”.
“Yo no veo más presencia policial después de esto… Es una ciudad de 30 cuadras por 30 y no agarran a los asesinos… Parece joda. Pero esto es así”, comenzó.