Patrón del catamarán Ice Lady admite "negligencia"
Interés General 13:20

Patrón del catamarán Ice Lady admite "negligencia"

El catamarán argentino accidentado ayer martes en Punta del Este es considerado “una joya del agua” en Sudamérica y ha protagonizado varias expediciones a la Antártida. El hombre que lo comandaba cuando quedó a la deriva es Jorge May, quien preside de la Asociación de Exploración Científica Austral y recorrió siete veces los peligrosos mares del Sur argentino. El marino habló con FM Gente de su peripecia, en la traicionera bahía de Maldonado.

Jorge May, patrón del catamarán Ice Lady Patagonia II rescatado este miércoles en Punta del Este con doce personas a bordo, admitió en FM Gente que cometió una “negligencia” al no notar que un auxiliar (bote de aluminio) se había trabado en un timón mientras maniobraba para salvar a la embarcación del intenso oleaje. Ahora espera, con calma, la investigación administrativa que instrumentará Prefectura de Maldonado.

May, de 67 años, tiene una vasta experiencia como navegante y se ha enfrentado a numerosos incidentes provocados por el mal tiempo durante sus expediciones a la Antártida y los mares del Sur.
Según publicaciones argentinas, él fue el principal promotor para la construcción del catamarán Ice Lady Patagonia II, perteneciente a la Asociación de Exploración Científica Austral de Argentina y considerado “una joya” en Sudamérica por sus dimensiones y su sistema de propulsión “ecológico”.

Esa experiencia, seguramente, sirvió a May para mantener la calma y no demostrar su inquietud a los once tripulantes –entre ellos sus dos hijos- cuando este catamarán, en que habían viajado a Punta del Este desde Buenos Aires, sucumbió al oleaje y el viento, en el primer día de este año.

“No digo que no estaba preocupado, pero no estaba angustiado y traté de no mostrar cara de susto a la gente que tenía abordo y que no tiene experiencia. Sentía la impotencia, ya la he sentido otras veces, y uno se pone un poco mal. Pero el mar perdona. Hay que ponerse tranquilo y dejar que el acontecimiento evolucione para que no sea tan dramático”, reflexionó.

Aclaró que nunca estuvieron dentro del puerto y habían resuelto fondear en la bahía de Maldonado porque las dimensiones de la embarcación y las características de la terminal esteña dificultan las maniobras.

Al relatar la peripecia vivida en el primer día de este 2013, explicó que todo “iba bien” y que estaban relativamente “cómodos” a pesar del oleaje hasta que el auxiliar (un bote de aluminio) se desplazó y cayó debajo de los timones, impidiéndole gobernar la embarcación.

El viento soplaba cada vez más fuerte, el ancla patinaba sobre el fondo y no podían fondear. El auxiliar trabó un timón, se rompió un perno de uno de los brazos y no podían hacer maniobras de otro tipo debido a la cercanía de la costa. “La corriente nos llevaba hacia afuera y el viento nos atravesaba hacia adentro. Nunca tuvimos capacidad de salir de esa posición transversal”, indicó el May.

"NEGLICENCIA"

Avezado hombre de mar, May entiende que “siempre para un incidente hay una suma de pequeñas cosas que pasan antes. A veces puede ser una irresponsabilidad directa, pero es muy difícil. Generalmente empieza con pequeñas cositas”.

En este caso, esa “pequeña cosita” fue la caída del auxiliar: “no nos dimos cuenta y fue una negligencia no darnos cuenta pero en ese momento estábamos en otra, porque el barco gadeaba (no podía fondear) y estábamos concentrados en la proa”, admitió.

May no mencionó que realizó una maniobra con el puerto cerrado y sin pedir autorización a la Prefectura, que les habría vigilado durante el proceso. Esa acción fue cuestionada por el prefecto Juan Diez, más temprano, en FM Gente, al anunciar la investigación administrativa a la que será sometido el marino (ver nota aparte).

De todas formas, el patrón consideró que se trata de una investigación de rigor y la espera, tranquilo. No escatimó elogios para el trabajo de la Prefectura del puerto de Maldonado y del remolcador Punta Gorda que, aun a riesgo de su tripulación, intentaron a toda costa ponerlos a resguardo del intenso oleaje.

“Felicito a la Armada uruguaya. Es bueno sentirse acompañado en situaciones que no son fáciles para estar solo”, comentó el navegante, que superó los embates del viento en las geniosas aguas patagónicas pero sucumbió a las traicioneras aguas de la bahía de Maldonado.

(foto de archivo, Jorge May)

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