La festividad se celebra el 2 de noviembre con la finalidad de rendir homenaje y recordar a seres queridos que han fallecido. Nació en México y se ha extendido a lo largo del mundo. En Uruguay aumentan sobre todo las visitas a los cementerios, pero cada vez se animan a agregar color al día y a crear altares.
Desde la Embajada de México señalan que este día "es uno de los más especiales para los mexicanos, porque honramos la memoria de los seres queridos que han partido al otro mundo, pero que creemos regresan a casa en estas fechas a convivir y comer con nosotros una vez más”.
“La muerte no representa una ausencia, sino a una presencia viva”, es el lema bajo el que la Embajada de México en Uruguay ha decidido organizar diversas actividades para este día.
Desde la institución compartieron cómo se realiza un altar para honrar la memoria del ser querido que ya no está. En las ofrendas, se colocan ciertos elementos que muestran la mezcla de creencias. No pueden faltar las velas, ya que es la luz que guía y da paz y esperanza a las almas; el incienso, que es el aroma que purifica el ambiente y el agua, que calma la sed de los difuntos.
También se coloca sal, para que el espíritu que llega de visita no se pierda ni se corrompa durante su estancia en el mundo de los vivos y flores, las conocidas como cempasúchil, ya que se considera que su aroma y color ayudan a las almas a llegar hasta su ofrenda.
En los altares se coloca además pan de muerto, por su forma representa el ciclo de la vida y la muerte, y fruta, además de los alimentos preferidos de los difuntos, hay frutas tradicionales que se colocan en la ofrenda, como mandarina, caña, naranja y guayaba.
Asimismo no pueden faltar las fotografías de las personas a quienes se les honra con esa ofrenda. Tampoco el papel picado, que no sólo brinda color, sino que representa el aire, uno de los cuatro elementos que debe estar presente en cualquier ofrenda. Por último, es imprescindible que haya calaveritas. En la antigüedad se utilizaban cráneos de verdad que después fueron sustituidas con calaveras hechas de azúcar, chocolate o amaranto.
Foto: Embajada de México en Uruguay