Dos muchachos de Piriápolis, uno de 19 y el otro de 20 años de edad, creyeron que nadie notaría sus robos a un comercio del que habían conseguido la llave y habían transformado en su proveedor de necesidades menores. La dueña se dio cuenta, y los jóvenes fueron procesados, informó la policía.
La propietaria de un comercio de Piriápolis comenzó a sospechar que algo andaba mal en su negocio. El stock de mercadería se le reducía abruptamente. A veces le pareció que había dejado en caja más dinero del que encontró al día siguiente.
Venciendo una sospecha inicial de que podía estar siendo objeto de un ataque de paranoia, decidió prestar mayor atención a lo que pasaba. La vez siguiente que se encontró con lo mismo, menos mercadería y menos dinero en la caja, decidió ir a pedir ayuda a la Seccional 5ª de policía de Piriápolis.
Tras los interrogatorios iniciales surgió una pista clara. La señora había tenido un empleado que ya no trabajaba en el comercio. Como una de las cosas que la comerciante no había notado en cada incidente, era que se hubiese violado un lugar de ingreso al local, o que ella se hubiese olvidado de asegurarlo, la sospecha sobre el ex empleado cobró más cuerpo.
La teoría elaborada establecía la posibilidad de que el muchacho se hubiese hecho una copia de la llave de acceso al comercio antes de dejar de trabajar en él, y la estuviera usando para sus sucesivos aprovisionamientos y extracciones de dinero.
Los efectivos policiales fueron a buscar a E.F.R. (iniciales de nombre y apellidos), de 19 años de edad, y le condujeron detenido a la comisaría.
En los interrogatorios E.F.R. admitió que era el autor del delito, que lo había cometido cuatro veces, y que cada vez se llevaba botellas de bebidas, atados de cigarrillos, y dinero.
Ratificó la teoría: tenía una copia de la llave de acceso al comercio, copia que se había hecho antes de dejar de trabajar allí.
Y dijo algo más: que en una oportunidad le había acompañado un amigo suyo, de quién dio los datos. Es M.D.G. (iniciales de nombre y apellidos), de 20 años de edad, también carente de antecedentes penales.
M.D.G. fue detenido e, interrogado, admitió todo de lo que se le imputaba a partir de las respuestas de su amigo. El caso fue puesto en conocimiento del juzgado en lo Penal de 10º turno.
La juez a cargo se pronunció en las últimas horas ordenando el procesamiento de E.F.R. como autor de cuatro delitos de hurto, uno de ellos especialmente agravado por haberlo realizado en compañía de otra persona.
La magistrado atendió la condición de primario del acusado, le exoneró de cumplir con prisión preventiva, pero le impuso como medida sustitutiva que guarde arresto domiciliario entre las horas 21:00 y 08:00 por el lapso de los próximos tres meses.
Sobre M.D.G. se pronunció procesándole como autor de un delito de hurto especialmente agravado por la pluriparticipación. Igual que su compañero, el acusado conservó su libertad ambulatoria sólo restringida al arresto domiciliario entre las horas 21:00 y 08:00 por los próximos 90 días.
z.l.