La visita de cada verano ya es una costumbre de los últimos años del tercer hijo de Donald Trump, que no se vio interrumpida por la llegada de su padre a la Casa Blanca, aunque necesite de un operativo de seguridad mucho más estricto. En la mañana de este jueves, luego de desayunar, salió caminar desde el Grand Hotel donde se aloja hasta la Torre Trump, frente a la sorpresa que despertó su presencia entre quienes pasaban por la rambla Lorenzo Batlle Pacheco, sobre la Brava.
El tercer hijo del presidente estadounidense es quien ha quedado a cargo del imperio Trump de los negocios.
Sus viajes a Punta del Este tienen como objetivo principal supervisar los avances de la construcción de la única Torre Trump de América Latina, un complejo de super lujo de 26 pisos cuya inauguración está prevista para el 2019.
foto: El País