Una obra en bronce llamada “Estatua ecuestre de Aparicio Saravia”, del artista José Luis Zorrilla de San Martín fue robada el año pasado de los jardines de la Azotea cuando el espacio estaba cerrado al público por la pandemia. Tras detectarse el faltante fue radicada la denuncia y, de acuerdo a información policial, el autor del robo está en prisión por otro delito cometido fuera de Maldonado. Si bien la escultura fue recuperada, las autoridades departamentales aguardan las actuaciones por parte de la fiscalía ya que no ha habido declaraciones por el caso.
En el transcurso entre marzo y abril pasados, la Azotea de Haedo, al igual que el resto de los espacios públicos y museos, estaba cerrado por la pandemia y las medidas impuestas por el gobierno. La mayoría de los funcionarios estaba teletrabajando y muy pocos concurrían de forma presencial a cumplir tareas.
Uno de los que lo hacía era el Director General de Cultura de la IDM, Jorge Céspedes, y aprovechaba para recorrer distintos puntos en los que su dirección tiene competencia.
Fue así que por esos días, trabajando en la Azotea, se percató del faltante de la estatua que estaba en un pedestal próximo a la zona de la piscina de la casa.
La obra, una versión a escala de la misma escultura monumental que está emplazada en la rotonda de Luis Alberto de Herrera y Millán, en Montevideo, estaba sobre un pedestal que quedó como testimonio mudo del robo.
Ante esta situación se radicó denuncia en la seccional 1 de Maldonado y el caso pasó a manos del Área de Investigadores de la Zona II que tiene base en la parada 24. Personal de esa repartición policial tomó declaraciones a funcionarios de Cultura, pero desde la dirección se realizó un seguimiento por lugares en los que podría “aparecer” una pieza de ese tipo.
“Quien la sustrajo tenía algo de conocimiento” sobre el valor de lo que robaba, estimó Céspedes en diálogo con FM GENTE.
Tiempo después, en una edición de domingo de una página de un diario nacional, apareció una foto de una escultura que formaba parte de un remate de una conocida casa de subastas de Montevideo; si bien había algunas diferencias en la foto que ilustraba el remate con la escultura robada de la Azotea, desde Cultura se estimó que podría tratarse de la misma pieza y un funcionario concurrió al remate en la capital.
Con la denuncia policial en carpeta, el funcionario presenció la subasta, que tuvo puja y finalmente un coleccionista se hizo de la pieza tras ofertar 19 mil dólares. En ese momento el funcionario se presentó ante el rematador, mostró la denuncia y explicó la situación. En pocas horas se determinó que se trataba de la misma pieza que había sido restaurada y sometida a un proceso de brillo al punto que “quedó como nueva”.
Céspedes destacó la actitud del rematador, que calificó de “atinada”, y 48 horas luego de la subasta la pieza fue traída a Maldonado adonde la recibió el entonces intendente Jesús Bentancur y el propio director general de cultura. Desde ese momento está en el quinto piso de la Intendencia, en la sala de reuniones contigua al despacho del intendente.
Lo que se supo a partir de los datos aportados por el rematador es que la pieza provenía de alguien de Maldonado; la policía, consultada por este caso, informó que se trataba de “un procedimiento en curso” y que la persona que sustrajo la escultura está identificada y cumple pena de prisión por otro delito cometido fuera del departamento. Agregó que la fiscalía está enterada y que se aguardan sus directivas para conducir a esa persona a declarar por el robo de la estatua.
Si bien la pieza fue recuperada, hay interrogantes que aún no se han contestado y, de hecho, el presunto responsable no ha sido imputado. Por otra parte, y más allá de que actualmente se reforzaron las medidas de seguridad en la Azotea, no se conoce cuándo y cómo fue concretado el robo. Asimismo, se ignora si el ladrón actuó en solitario o si recibió la ayuda de otras personas ya que tuvo que ingresar al predio, separar la estatua del pedestal, cargarla hasta un muro y trepar y pasar por encima del muro la escultura, según las sospechas de cómo se habría llevado adelante la acción.
Además, resta investigar la eventual responsabilidad legal de otros actores ya que se presume también que el ladrón vendió a otra persona la pieza y ésta a su vez a la casa de remates.